Ante una pregunta ambigua no espere una respuesta
concreta.
Autor.
Dr. Oscar J. Franco O, Abogado Conciliador-Mediador.
e-mail:mediación@cantv.net
Presidente del Centro Venezolano de Conciliación y Mediación
En el curso de la mediación de un conflicto derivado de la
separación de cuerpos y bienes de comunidad conyugal, uno de las partes exclamó
desesperado: “El problema es que yo no te entiendo, te lo he preguntado cien
veces y te lo pregunto por última vez ¿Qué es lo que tú quieres de mi?”. La
otra parte le miró fijamente y le respondió, en medio de lo que ahora llaman
tensa calma, “Muy sencillo, te respondo por centésima primera vez ¿Qué es lo
qué tú crees que me merezco? Obviamente, las negociaciones estaban, en lo que
los mediadores denominamos como punto muerto. En esa tónica las probabilidades
de avanzar no existían, muy por el contrario, estaban a punto de derrumbarse y
una separación de mutuo consentimiento, amistosa y pacífica se encaminaba
directo a un litigio, largo, costoso y doloroso. Ambas partes estaban
interesadas en obtener información de la otra, pero utilizaban preguntas vagas
e incluso ambiguas, frustrándose ante respuestas inconclusas y evasivas. En una
negociación es esencial prepararse adecuadamente para responder a las interrogantes de la otra parte, pero es
igualmente importante saber qué, cuándo y cómo vamos a preguntar, a fin de
obtener la respuesta a lo que deseamos
conocer. Volvamos a nuestro ejemplo de la mediación en la separación de la
pareja exasperada, a ambos por separado les explique que existen básicamente
dos tipos de preguntas, abiertas y cerradas. Las preguntas abiertas son
aquellas orientadas a recibir respuestas amplias, destinadas a conocer
circunstancias generales, estados de ánimo, sensaciones y opiniones. Las
preguntas cerradas buscan señalamientos puntuales, concretos, específicos.
Es totalmente improductivo hacer una pregunta abierta esperando una respuesta
concreta. La pareja del ejemplo poseía dos automóviles, una pregunta abierta
sería ¿A ti te gustaría quedarte con un carro? Una pregunta cerrada sería ¿Cuál
de los dos carros prefieres? Los mediadores estamos entrenados para determinar la
circunstancia que rodean el conflicto, a tal efecto utilizamos preguntas
abiertas y cerradas en el momento oportuno. Al inicio de la mediación es de suma importancia que las
partes sepan el terreno que están pisando y cuales son las expectativas de la
otra parte. A tal efecto, en presencia
de las dos partes, hago las que llamo preguntas de apertura, ¿Cuál es su perspectiva del
problema?, ¿Cómo describe Ud. lo que
sucede? Estas son preguntas abiertas destinadas a que cada quien pueda
exteriorizar sus sentimientos en forma general. Luego hago preguntas cerradas que
aspiran respuestas puntuales como por ejemplo ¿Desde su punto de vista cuáles
son las causas de esta situación? o ¿Concretamente, que aspiraciones tiene para
alcanzar la solución? A la pareja del ejemplo, les oriente para que se hiciesen
preguntas buscando precisar los
intereses de la otra parte. como por ejemplo ¿Qué es importante para ti?,
¿Explícame por qué es importante?, ¿Qué te preocupa de esta situación?, ¿Cómo
le ha afectado esta situación a los niños?, ¿Qué puedo hacer para minimizar el
trauma que los niños sufren por causa del rompimiento?, ¿Ha cambiado en algo el
problema, desde la última vez que hablamos hasta hoy? Una vez superada esa etapa procedí a ayudar a buscar la
solución del conflicto haciéndoles preguntas concretas y cerradas como ¿Qué
necesita Ud. desde el punto de vista económico para solucionar este conflicto?,
¿De qué forma se pueden acoplar sus aspiraciones con las de su cónyuge?, ¿Sabe
Ud. hasta dónde, cuándo, cómo, cuánto, puede llegar para satisfacer la petición
de la otra parte? Ha menudo los abogados al igual que los mediadores, en su afán
de que las partes lleguen a una solución, se apresuran a que sellen los términos
del acuerdo, sin percatarse suficiente y definitivamente de que este es entendido,
en todas y cada una de sus partes por todos los involucrados. Por lo tanto, no
me canso de decirle a mis alumnos “Si en un acuerdo no se determina exactamente
qué se va a hacer, quién lo va a hacer, cómo se va a hacer, dónde se va a hacer
y cuándo se va a hacer, no se sorprendan
si a la hora de cumplir, nadie sepa nada. Para terminar, amigo lector
o amiga lectora me permito hacerle un
pequeño test: “Determine si la próxima pregunta es abierta o cerrada ¿Le gustó
este artículo?”